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¿Por qué el servicio social?

  • Foto del escritor: Catalina Duque Abreu
    Catalina Duque Abreu
  • 23 jul
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 14 ago

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Porque servir me cambió la vida


Si me hubieran preguntado hace unos años cuál era mi propósito, probablemente habría dicho que quería aprender, viajar, crecer como persona… cosas importantes, sí, pero un poquito de todo y no algo que me llenara el alma. Hoy, después de muchas experiencias transformadoras, puedo decirlo con toda la certeza del mundo: vine a ayudar a los demás. Y desde ahí, desde el amor profundo por el servicio social, apareció en mi corazón The Golden Club. Una vez alguien muy espiritual me dijo: " Cata tu eres amor, entonces tu misión en el mundo es amar".


No fue algo que apareció de un día para otro. Ha sido un camino que recorrí con los ojos abiertos, con los oídos atentos y con una sensibilidad que me permitió entender que servir no solo es dar, es también escuchar, acompañar, visibilizar, abrazar con acciones concretas. Es dedicar tiempo, energía y ante todo hacerlo por las razones correctas.


Soy una mujer curiosa y profundamente comprometida. Me mueve el empoderamiento femenino, la educación, la salud, el medioambiente. Me encanta conectar con niñas, adolescentes, madres emprendedoras, escuchar sus historias, acompañarlas en sus procesos, darles visibilidad. Pero también me apasiona escuchar a esas personas que, desde sus propios talentos y oficios, están haciendo del mundo un lugar más justo. Así nace The Golden Club: un espacio para celebrar a quienes sirven, desde donde están, con lo que tienen.


Transformación social

Si tuviera que enlistar las causas y organizaciones con las que he colaborado, no podría comenzar con otra que no fuera la Fundación Moda y Flores. Fueron ellas quienes, en julio del 2023, me coronaron como Señorita Antioquia. Desde entonces, he tenido el enorme honor de hacer parte de diversos escenarios y eventos de una entidad que trabaja por fortalecer las habilidades de poblaciones vulnerables para que así puedan impactar positivamente su vida y las de sus familias.  


Desde entonces, he recorrido un camino de transformación social y personal; porque nada te cambia más la vida que ayudar a cambiar y mejorar la de los demás. 


En el Hospital Pablo Tobón Uribe conocí el maravilloso proyecto de Aula Pablito, donde pude compartir con niños que estudian mientras enfrentan enfermedades complejas. En ese mismo camino llegué a la Fundación Ángel de la Guarda y a Aluna Fundación. Fue con los niños y las niñas que entendí que sanar no siempre implica curar, sino estar presentes con amor. Les confieso que los niños son y serán mis personas favorita, compartir con ellos es lo que más me gusta… un adulto nunca me pregunta cuál es mi color favorito o si tuviera un poder cual sería jajajaja. Respuestas, porque se que los deje con intriga; el azul y la habilidad de comunicarme con todos los seres vivos. 


La salud también me llevó a Fundayama y a Alma Rosa donde he compartido con mujeres guerreras que luchan contra el cáncer con una fuerza que inspira. Y a Casa Barco y Sueños por Colombia, donde el trabajo con la niñez y las familias me ha mostrado el valor de la esperanza, aún en medio de la vulnerabilidad.


Otro momento significativo fue mi paso por la Corporación Matamoros, que trabaja con soldados heridos durante el conflicto armado. Allí reafirmé que el servicio también significa honrar la historia, acompañar el dolor y tender la mano con respeto y dignidad. En ellos si que he conocido lo que es el amor por la vida, a pesar de tener vidas marcadas por la violencia, viven todos los días con luz y alegría, son ellos los primeros en tener una sonrisa en la cara y decir el chiste más increíble de todos. 


¿Y qué mayor motor de transformación social que la educación? Junto a la Alcaldía de Medellín y Parceros, un programa de la Secretaría de Juventud, he acompañado espacios diseñados para que los jóvenes accedan a oportunidades de estudio y empleo, alejándolos de entornos de riesgo y motivándolos a invertir su tiempo en proyectos de vida. Además, he participado varios años en el bazar del Colegio San Lucas, una actividad con propósito que busca recaudar fondos para apoyar la educación primaria y secundaria de niñas y niños.



Moda, cultura y turismo

Mientras todo esto ocurría, mi amor por el arte, la cultura, la moda y el turismo crecía con fuerza. Y es que el servicio también está en nuestras expresiones culturales, en las tradiciones que defendemos, en la forma como mostramos lo mejor de nuestro país.


Ha sido un privilegio promover el arte, la gastronomía, la moda y el turismo como vehículos de desarrollo y orgullo cultural. Desde la Feria de Manizales, el Festival Francisco el Hombre, hasta el tradicional Carnaval de Barranquilla, he sido testigo del poder de la cultura para unirnos, generar identidad y motivarnos a soñar en alto por un mejor país, que se sienta a diario, como sentimos esos días de celebración .


El turismo responsable también ha sido una prioridad: he trabajado por visibilizar pueblos, tradiciones y territorios poco conocidos, promoviendo formas de viajar que respeten la biodiversidad, impulsen las economías locales y enaltezcan la diversidad cultural.

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Durante estos recorridos he probado la riqueza culinaria de Valledupar, Boyacá, Bolívar, y muchos otros municipios y regiones. He tenido la oportunidad de conversar con cocineros locales, para así aprender sobre saberes ancestrales y entender el papel de la gastronomía en la construcción de comunidad. 


Y Visitar Colombiamoda, Colombiatex, Bogotá Fashion Week, la Gala de Andrés Pajón y muchos otros desfiles y eventos, me hicieron dar cuenta de cómo la moda es una herramienta de empoderamiento y narración social, donde cada prenda puede contar una historia, y cada diseñador puede aportar a una industria más ética, sostenible, diversa e incluyente. El impacto social y económico que esta industria tiene es masiva. 



Un podcast que nace del corazón

Con todo este recorrido, The Golden Club nace como un espacio que soñé con el corazón. Aquí invito a personas brillantes, generosas y valientes que están usando su talento para construir un mundo mejor. Son líderes de fundaciones, emprendedores sociales, artistas y agentes de cambio. Personas que, desde su lugar, están levantando a otros.


Quiero que este podcast contagie el amor por servir. Que entendamos que no necesitamos una corona ni un cargo para generar impacto. Basta con escuchar, con dar una mano, con hacer sentir a alguien visto, valorado.


Porque el verdadero Golden Club está formado por quienes entregan amor, compasión y acción. Y tú también puedes hacer parte.

 
 
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